Escribir la primera entrada de un blog, dejando a un lado la bienvenida, conlleva siempre muchas complicaciones en lo que se refiere a la elección del tema del que se va a hablar. Si nos dejamos llevar por la necesidad de que el blog se de a conocer, debería seleccionar un tema que llame la atención, y que recoja el mayor número de búsquedas posibles, si en cambio el objetivo es la erudición, debería elegir un tema raro o poco conocido...
Sin embargo, el fondo de este blog es que fuera algo personal, y por ello para esta primera entrada me he dejado llevar por mis gustos personales, y he elegido hablar de un personaje cuyas películas me han ofrecido muchos ratos de diversión, pero también muchos momentos de satisfacción personal.
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Normalmente cuando se habla del cine mudo cómico hay un primer nombre que se viene a la cabeza de todo el mundo: Charles Chaplin. A parte de este, los más avezados incluso podrán hablar de lo que se ha llamado el triunvirato del cine cómico mudo, un conjunto de artistas a los que, aún siendo capitaneados por Charlot, se les unen Buster Keaton, Harold Lloyd, y a veces, Harry Langdon.
Sin embargo, cuando uno se adentra más en este tipo de cine, se da cuenta de la gran injusticia que se comete al realizar reducciones de esa clase. En esa montaña cuya cúspide es el citado triunvirato, existe una ladera de payasos olvidados, muchos de los cuales se acercan en genialidad a los citados "cuatro grandes". En esa ladera se encuentra Larry Semon.
Semon tal vez sea el menos olvidado entre todos los olvidados (al menos en España), lo cual no ha impedido que artistas menos conocidos que él posean varios libros monográficos, y sus obras hayan sido distribuidas ampliamente en DVD y VHS. En el momento de escribir estas líneas, sigue sin existir un sólo libro publicado sobre el payaso Larry, y sus películas se reducen a inclusiones dentro de DVD dedicados a otras personas con las que dedicó parte de su carrera como Stan Laurel u Oliver Hardy.
Esta caída en el olvido se ha visto agravada por la situación de que la película que más se conoce de Larry Semon es "Tomasín en el Reino de Oz" (The Wizard of Oz, 1925), la cual, sin lugar a dudas está cerca de ser su peor película, cuanto más, como hace la mayoría de la gente, si se compara con la mucho más famosa versión del cuento interpretada por Judy Garland.
Dediquemos por tanto en este blog, unas humildes líneas a uno de los cómicos de mayor éxito en el cine mudo, que merecería hacerse un hueco entre los citados como grandes dentro del género.
1. Los orígenes de un cómico:
Nacido en 1889, en Mississippi, Semon era hijo de un prestidigitador, apodado Zera el Grande, y de su ayudante en escena. La infancia de Larry se desarrolló por tanto entre bambalinas, aprendiendo los secretos del espectáculo, del truco sorpresivo, y de la missdiretion elaborada, elementos que sin duda serán fundamentales como veremos en el desarrollo de su cine. Tras la muerte de su padre, y tras haber completado su educación, Semon no quiso seguir inicialmente con el negocio familiar de la venta de humo, y decidió trasladarse a Nueva York, donde comenzó a trabajar como dibujante y caricaturista para diversos periódicos, entre ellos el The New York Sun. Esta actividad fue combinada con la de monologuista y cómico en varios escenarios de vodevil. Fue en esos escenarios dónde fue avistado hacia el año 1915 por los empresarios de la productora cinematográfica Vitagraph Co., los cuales decidieron contratarle inicialmente como guionista. En la citada productora, Semon empezó a escribir historias para los principales cómicos de la marca, como Jimmy Aubrey (Periquete o Sandalio en España), o Hughie Mack. Pero pronto demostró su valía y se le permitió comenzar a dirigir a los citados cómicos, en cortos de una bobina, usando como base sus propios guiones. Sólo le faltaba dar un pequeño salto para convertirse en su propia estrella.
2. El salto delante de las cámaras:
Aunque tradicionalmente se ha dicho que la primera película en la que Larry apareció como actor fue "Boasts and Boldness" (1917), dirigida por él mismo y protagonizada por Jimmy Aubrey, este echo cada vez se pone más en duda, ya que puede que ya apareciera como secundario sin acreditar en alguna de las películas anteriores bajo su propia dirección. Según Claudia Sassen, que ha tenido oportunidad de ver una película anterior, "A Jealous Guy" (1916), el actor acreditado como Billy Baxter es el propio Semon, por lo que existiría la posibilidad de que bajo diversos seudónimos nuestro actor ya hubiera aparecido frente a la cámara con anterioridad, misterio que solo podrá ser resuelto conforme vayan recuperándose copias de sus filmes.
Sea como fuere, la cuestión es que poco a poco Larry fue ganando protagonismo en los cortos, y llegado el momento, la Vitagraph terminó por darle a él mismo hacia finales de 1917 el protagonismo de sus propios cortos de una bobina. Semon se lanzaba así a la aventura de crear un personaje, cuyo aspecto inicial mantenía una relación total con los cómicos circenses de cara enharinada que resaltaba sus poco agraciados rasgos y ropa clownesca, y cuya actitud de exagerada pantomima recordaba a los pioneros europeos del cine cómico mudo, como André Deed. Semon poco a poco irá refinando estas características, separándose cada vez más de lo vodevilesco, pero insertándose en otros derroteros creativos. Los primeros cortos de Semon son de una trama simple y clásica de héroe y damisela en apuros, con persecución casi siempre al final siguiendo el modelo de la Keystone, pero en ellos el cómico supo empezar a calar en el corazón de los espectadores.
Larry Semon en "Dunces and Dangers", uno de sus últimos
cortos de una bobina antes de pasarse a los dos rollos.
3. Las dos bobinas, la época de oro:
Ante el tremendo éxito de público de Semon, la Vitagraph permitió a Larry que aumentara la duración de sus películas al doble, a los dos rollos. Esto hizo que el cómico comenzará a realizar argumentos más elaborados, con un mayor desarrollo de la trama, y unos personajes más elaborados. A su vez por esta época Semon terminó también por fijar su indumentaria clásica, con la que el público le reconocería ya para siempre: pantalones anchos con tirantes, camisa blanca, y sombrero hongo grande en la cabeza, ropa que seguía siendo cómica, pero que humanizaba levemente al personaje, y lo hacía rápidamente reconocible.
El primer corto de dos rollos realizado por Semon fue "Tomasín todo un hombre" (Huns and Hyphens, 1918), realizado aún bajo la serie Big V Special Comedies. En este cortometraje, Larry tuvo su primer encuentro con otro cómico con el que mantendría una efímera relación en otras dos películas, y que terminaría por convertirse en otro de los reyes de la comedia: Stan Laurel.
A lo largo de las tres comedias que compartieron, la citada, y "Tomasín y los osos" (Bears and Badmen, 1918) y "La Fuga de Tomasín" (Frauds and Frenzies, 1918), poco a poco Laurel fue ganando mayor protagonismo, algo que según dicen las malas lenguas, y todo sea dicho, aún estar por confirmar, no terminó de gustar a Semon, el cual, temeroso de ser víctima de un roba escenas, decidió despedir a Stan. (Pero al parecer cada vez se cree más que esto es solo una leyenda, y que Laurel tuvo que marcharse por otros motivos).
En 1919 Larry consigue que su nombre aparezca en su propia serie de cortometrajes, pasando así a llamarse las Larry Semon Comedies. Larry inicia así su mejor momento de lucidez creativa, realizando cortos en los que ya queda clara su reconocible impronta. En ellos, Semon combinará los secretos de su aprendizaje teatral en el ilusionismo, con su labor como dibujante de tiras cómicas, creando cortometrajes repletos de acción, llenos de trucos que sorprenden al espectador, y dónde su personaje parece un dibujo animado de habilidades anti-gravitatorias, que solo tiene miedo en los momentos justos, y que se mete en problemas sin quererlo. Realiza de este modo algunas de sus obras maestras como "El Chico del Colmado" (The Grocery Clerk, 1919), "Tomasín en los bosques" (The Sawmill, 1922) o "Tomasín entre bastidores" (The Show, 1922).
Es en este período también dónde conoce a un joven Oliver Hardy, que se convertirá en su villano durante bastante tiempo, y que le seguirá dentro de su equipo incluso cuando Semon deje la Vitagraph.
Larry Semon en "Tomasín en los bosques" (The Sawmill, 1922)
4. La decadencia de un estilo:
Justo hacia 1922 Semon comenzó a tener problemas con su productora Vitagraph, debido a la cantidad de dinero y tiempo que el cómico comenzaba a invertir en sus cortos, a imitación de lo que hacían el resto de los grandes del género por el momento. De este modo cuando realizó "The Sawmill", Semon gastó la friolera de 50.000 dólares, cuando lo normal para un corto de ese tipo era entre los 15.000 y los 20.000. Esto obligó a la Vitagraph a que, para frenarle los pies, le obligará a financiar parte de la producción de la serie con su propio dinero. Pese a esto, Semon decidió seguir echando el resto en sus producciones, hasta que en 1924, confiado de encontrar mayor financiación y libertad, se marchó a la productora Educational, para comenzar una nueva serie de cortos.
Sin embargo, tal vez Semon cometió el primer y mayor error de su carrera. No sabemos si por imposición de la productora, o si por decisión propia, los cambios se hicieron rápidamente notar al cambio de productora. El personaje de Larry cambió de apariencia, y vivió su humanización total, dejando a un lado su indumentaria cómica, y empezando a vestir de traje, pese a que seguía comportándose igual. Esta decisión no favorecía nada a los filmes, ya que si anteriormente el personaje podía ser tomado como un loco con visos de dibujo animado, la nueva ropa no casaba con la actitud del personaje. Además las películas empezaron a reciclar situaciones y gags de películas anteriores, y terminaron por hacerse repetitivas y poco innovadoras.
Pese a ello, Semon aún nos regaló con alguna de sus aventuras, que si bien estaban lejos de sus obras maestras, seguían teniendo destellos de genialidad. Ejemplo de ello son: "Tomasín en las carreras" (Kid Speed, 1924) o "Este es mi hombre" (Oh, What a Man!).
Confiado en su valía como autor y como cómico, Semon cometió su segundo error, intentando imitar a los grandes del momento, que ya por aquel entonces realizaban largometrajes. Así, intercalándolos entre su producción de cortometrajes, Semon realizó cinco largometrajes que supusieron el total descalabro económico para el actor: "Por un anillo de boda" (The Girl in the Limousine, 1924), "Tomasín en el reino de Oz" (The Wizard of Oz, 1925), "El Listo" (The Perfect Clown, 1925), "Párese, Mire y Escuche" (Stop, Look, and Listen, 1926), y "El Soldado" (Spuds, 1927).
Sumido en la banca rota, debido a sus desaciertos en el negocio cinematográfico, Semon intentó volver a sus orígenes en el vodevil, pero cuando estaba en pleno trabajo, sufrió una crisis nerviosa que le llevó a ser hospitalizado. Estando allí, murió, según indican los informes de una tuberculosis combinada con neumonía, aunque su muerte aún a día de hoy sigue siendo un misterio.
Como si de un último truco, una última jugarreta se tratase, su muerte en ese preciso momento no parece estar del todo clara. Según su mujer, la que fuera su partenaire cinematográfica, Dorothy Dwan, el sanatorio no aceptaba visitas, y cuando esta pudo realizar una, toda la habitación de encontraba en penumbra, y solo pudo ver la silueta de su marido que le decía estarse poniendo mejor. Cuando recibió la noticia de la muerte de Larry, tampoco pudo ver su cuerpo, y al funeral asistieron contadas personas. ¿Murió realmente Larry Semon en aquel fatídico año de 1928 o realmente todo fue un último truco para desaparecer del mapa, y esquivar a sus acreedores? Nunca lo sabremos, pero lo que si sabemos es que nunca volvió a hacer cine, y por ello nos quedamos sin saber como era su voz, como hubiera aceptado el paso del mudo al sonoro, y lo que es peor, nos quedamos sin uno de los cómicos que fue capaz de hacer frente en taquilla a los grandes de la comedia, y que a día de hoy casi permanece en un injusto olvido.
4. Epílogo: Larry Semon en España
Un ejemplo del enorme éxito de Semon, y de la necesidad de una reivindicación de su carrera, es el enorme calado que tuvo en el público español.
Las primeras películas de Semon estrenadas en España fueron sus cortometrajes de dos bobinas para Vitagraph, distribuidos en nuestro país por la distribuidora Procine, que le bautiza como Tomasín, nombre que le acompañará de cara el público hasta los años 40. Muy pronto dichos cortometrajes cayeron en manos de otras distribuidoras que se encargaron de reexplotarlos hasta la saciedad.
Sus cortometrajes para Educational también fueron estrenados en España, de la mano de Verdaguer, la cual mantuvo el apelativo de Tomasín, y sus largometrajes fueron anunciados a bombo y platillo en cada ciudad que se proyectaban.
Tal fue el éxito en España del magnífico Tomasín, que aparecieron imitadores como un tal Palacios, que se anunciaba como el Tomasín Español, surgieron cuadrillas de toreros bufos en las que se incluía un torero vestido de Charlot, pero también uno de Tomasín, como los famosos "Charlot, Tomasín y sus botones", en general se podría decir que Semon gustó tanto al público que su personaje fue capaz integrarse en la cultura, y relacionarse con temas típicamente españoles.
Pero si en la época muda nuestro Semon fue famoso, 12 años después de su muerte, Larry iba a vivir en nuestro país un resurgimiento aún más famoso y que le iba a transformar en el personaje que todos recuerdan hoy.
Ávidas de nuevos y baratos materiales, las distribuidoras catalanas Balet y Blay y Exclusivas Arajol decidieron allá por 1941 realizar reestrenos de cintas cómicas mudas, a las que añadieron música, efectos, y unos comentarios de carácter cómico, escritos y leídos por comediógrafos del momento como Francisco Ramos de Castro o Pedro Llabrés. Fue en aquel momento cuando, tal vez para esquivar los derechos de copyright o tal vez para renovar el personaje, se decidió rebautizar a Semon, al que se le comenzó a llamar Jaimito, por asimilación con el famoso personaje de los cuentos y chistes infantiles.
Tan famoso se hizo de nuevo Jaimito, que hasta 1959 se estuvieron produciendo versiones sonorizadas de sus éxitos mudos, primero con comentarios, y más tarde con diálogos sincronizados al movimiento de la boca de los actores, originalmente mudo. Estos cortos se estuvieron reponiendo hasta los años 80 en cines de barrio y de doble sesiones, y se distribuyeron en 16mm y Super8, cayendo de este modo en el total olvido el apodo original de Tomasín, y convirtiéndose para siempre para los españoles en Jaimito.
Los cortos de Jaimito, se siguieron pasando en TV en programaciones infantiles, y aún a día de hoy algún canal de TDT sigue emitiendo de vez en cuando alguno de sus cortos en estar versiones con sonido. Sin embargo, nada de ello es suficiente para que Larry Semon viva la justa reivindicación que, a día de hoy, creo que ya se merece.
"Tomasín con vida y sin boda", versión sonorizada
del corto "Huns and Hyphens", con comentarios
cómicos de Francisco Ramos de Castro.
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